No sé si será la edad, el estado actual de la humanidad o qué, pero ya no quiero botes de gel de baño de medio litro, menos aún los de "ahorra comprando el de un litro".
Hace unos meses que me decanté por cantidades pequeñas, incluso tamaño viaje.
Sé que pago más por menos cantidad, pero esa variedad de botes, olores y texturas ayuda a mi salud mental; aunque no te lo creas, es totalmente cierto. Si venden bolas, sales, aceites, velas, etc. para tomar un baño relajante, pues yo utilizo estos geles de ducha para desconectar 5 minutos, ahorrando agua y luz.
Pero no solo me está pasando con el gel de baño, también con las novelas.
Siempre me angustiaron las que sobrepasaban las 500 páginas. Ahora, busco las de unas 250. No para leerlas en un par de días, pues en la lectura aplico la lentitud que es también como menos tamaño en tiempo. Las quiero así para no cansarme de la historia, de los personajes, de esperar a llegar al final para descubrir la solución a los conflictos de la historia.
Analizando esto, va a ser que es la edad. Que comienzo a restar días en lugar de sumarlos y que no quiero que el último aliento me pille con un bote de gel de baño de un litro por la mitad o de un libro sin terminar, ahí, por la página 472.
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